Te desnudas.Al oído.
Y. Puedo oir. El fondo.
Del mar.

Deshojar la margarita
pétalo a pétalo.
Desflorarla.

Y después de beber
te
una cereza morada
recién cortada.

Puedo acariciar. Tu nombre y mi lengua.

Dibujar tu espalda. Recorrer tu geografía.

Puedo. Y hoy. No espero nada a cambio.

Como hembra en celo, sedienta .
Así me dispongo a beber
te.

Ardo en el infierno.
Te veo.Con los párpados cerrados.En el instante sublime.De entregarme al sueño.

Cuando despierto.Estoy en una jaula.

Húmeda.

Roja.

Caliente.

Esta deliciosa obra, que hoy se encuentra en una de las salas principales del Musée d'Orsay,en París, perteneció en vida a Jacques Lacan.Coronaba el living de su casa y quizás fuera el sitio donde el prestigioso psicoanalista francés se inspiró para la escritura de su obra y otras yerbas.Bien por él.Hay que hacerse de recursos para recrear la inspiración.
Ahora comprendo su empeño en penetrar las profundidades del alma.

El ojo mira  llora  gime  penetra   sacude  delira   seduce  reduce   grita   implora   promete   regala  abraza   piensa   oye   respira   acaricia   disfruta    goza    imagina    inventa     crea  y

desea. 

Quiero congelar el tiempo en la mirada que promete. Que implora hasta el delirio. Sostenida a veinte centímetros. Donde los labios se humedecen y desean. Donde el mundo se detiene y la vida dura lo que el beso que espera.

Y el beso llegará y será suave y las bocas se conversarán  y se pondrán de acuerdo o pelearán y se cabalgarán y comerán y no entenderán razones y eso será lo más sabroso y se pedirán se suplicarán se extasiarán.

O no.

Estar allí.Que es aquí.
Dentro y fuera.De ti y de mí.
Ser uno por un instante. Acariciante.
Morir. Hasta que salga la luna.
Y así.

Besos que son pacto.
Besos mágicos.
Besos fugaces.
Besos olvidados.
Besos salvajes.
Besos que traicionan.
Besos que prometen
que imploran
que gimen.
Besos primeros.
Besos prohibidos.
Besos robados.
Besos no dados.

me tomabas por la espalda y
besabas mi cuello y
me cantabas al oído y a los ojos y a la boca.
Palabras. Y
yo las saboreaba y
alcanzaba y
duraba cuatro veces. Y
era tan pero tan
hermoso.

No he sido quien he querido ser

pero he sido.
He querido.
Con la punta blanda del dedo.
Acariciar tu nombre.
Tu boca.
Tu sexo.
He querido.
Besar tus ojos.
He querido.
Beber
te.

Voy a decirlo de este modo:

nada
ninguna cosa
me importa más que
perderme en tu oscuro y
devorarte sin pausa y
sin prisa y
solo entonces
hallarte y
hallarme.