jueves, 30 de junio de 2011

A Lila, que dijo que soy valiente
Hay algo, que suele ser pequeño, una nimiedad absoluta que desata el combate. Después de tres horas de enseñar que la ene es petiza y la te es alta y erguida y la ele es elegante ,tres horas de hacer cuentas ,de intentar  ayudar a razonar algunas construcciones que para mí ya son naturales pero que para los niños no lo son( y vuelve a resultarme divertido) .Digo, después de todo eso, que hago con cariño pero no por ello con poco esfuerzo de mi parte, algo desata la tormenta, el grito, la locura. Al cabo de un rato puedo comprender que la capacidad de atención de un niño es limitada y tal vez a ciertas alturas ya le esté importando un bledo que la multiplicación supone una suma, o la felicidad que produce la combinatoria de algunos sonidos.Lo entiendo luego, y para entonces el combate ya tuvo lugar, sus gritos y los míos ya se multiplicaron, mi paciencia se agotó, mi ánimo se entristeció, me quise ir al carajo ocho veces, y una de ellas no quise volver. Pocas veces la reflexión y la debida aceptación de la realidad van juntas. Pocas veces. En general llego tarde para el convite. Y cuando llego, ya ando necesitando  cinco miligramos de valium.
Por suerte, y en general es a la distancia. Quiero decir, cuando además los extraño porque estoy caminando sola por alguna playa de la costa argentina. Es a la distancia que me interrogo sobre mis excesos y me pregunto cuánto de ello no hay en aquello. Más claramente: cuánto de mi exceso no tiene que ver con el de mis hijos. Me hace bien pensarlo así, porque eso le da consistencia al espíritu de la madre judía que soy. Sea como sea, siempre tengo la culpa de todo y parece que no pero finalmente es pura ganancia, pura  omnipotencia. Me convierto en la única ,la incomparable, la más, la mejor responsable de todo pero todo lo malo que sucede con mis hijos. Alguna ventaja tiene que tener ser madre judía. Porque además de culpable y víctima de las circunstancias, está en mí poder modificar la situación. Todo pero todo depende de mí. Es cuestión de reflexionarlo bien y repetirme al oído: vamos, tú puedes. Y así de a poco voy pudiendo ser una madre mejor.

8 comentarios:

esa de afuera de mí dijo...

ay, loba!
sos valiente!
ser madre es serlo...
ser madre judia, lo comprendo perfectamente! je
me emociono mucho leer esto, me emociono y lloro, porque me veo en ese lugar tambien. y una a veces esta harta y te sentis que estas sola y que no podes mas con todo...
y te dicen: pero tenes lo mas lindo del mundo que son los hijos... y una quiere decir que si, pero a veces sale un: pero yo no doy mas!
y sin embargo, de pronto pienso en la escena de hace un rato, acostada con ulises mirando glee (jaja) y el con su manito de ocho años agarrando mi mano... y ahora que me voy a acostar, pasar por su cuarto y verlo dormir (ver si respira bien, si esta abrigado, si no esta con el asma y tooodas esas cositas) y hay algo adentro que hace clik.
y no borra todo lo otro. todo lo que nos pasa como mujeres mas alla de ser madres... pero no deja de significar como una dimensión más alla, no?
yo creo que es de los pocos sentimientos, que no se poner en palabras...

gracias, de verdad... a vos, la mujer que escribe detras del blog. y a la mujer detras de la madre... porque estos son los sentimientos mas dificiles de desnudar, verdad?
gracias y abrazo fuerte!

Lila.

Carmela dijo...

Paso a paso y caída a caída nos hacemos.
Te he leído y me he oído.

Un beso.

TORO SALVAJE dijo...

Seguro que puedes.
De todas formas es mucha responsabilidad esa.
No me gustaría cargar con ella.

Besos.

guille dijo...

No se si sera muy diferente para una madre cristiana o musulmana.
No puedo asegurar que la religion de pertenencia no influya en como se siente una persona.
Pero el esfuerzo de ser madre que a veces evita ser mujer sin atributos externos limita (y expande)posibilidades.

Que quieras ser una madre mejor no implica que ahora no lo seas buena.
Y seguro que puedes. Quien reflexiona sobre algo suele ser capaz de mejorarlo.

Alma Regnis dijo...

Mito el de la madre judía, son todas iguales en todas las religiones.

En mi propia tinta dijo...

Ay, pero claro que es mito. Solo me río de mí!
cariños

Zeta dijo...

... ser una madre mejor. Y sí, yo también quisiera. Creo que nos va a llevar toda la vida y dicen que cuando lo logras a tus hijos ya no les importa un carajo. Que ingrata es la vida. Para eso está la escritura.
Un abrazo!

Axis dijo...

Emociona leer sobre tus reflexiones, sobre tus miedos, tus exigencias, tus necesidades, sobre tus hijos, sobre tu felicidad también. Sobre todo de alguien que no tiene certeza de ser madre alguna vez, leo el comentario de Lila también y me dá ternura.
Y me imagino que no debe ser facil y que muchas veces te darán ganas de tirar todo por los aires. Pero que todo va teniendo su recompensa, yo creo en eso. Y si la respuesta es amor, es inmejorable.

Vamos loba (que por algo te llamas loba no?)

Besote :)