martes, 23 de junio de 2015

Pensás que escribir sea -tal vez-
lo único
en un intento de parar
de hacer una pausa.
No podés dejar de pensar y
si escribís los cucos
te salen por los dedos y
no se quedan implosionando
en tu cabeza.
La gata parece que algo entiende
porque se pone de sombrero
sobre vos y te besa
la frente.Te besa
como besan los gatos.
O las gatas.Después
baja y se queda
a los pies
(el movimiento sísmico
es muy fuerte y la pobre,
no lo soporta)
Ayer te lastimaste el dedo índice
de la mano derecha cuando
intentabas reparar sin éxito
el microondas.
Te enoja tener que ocuparte
de lo que no te importa y
saber que eso te desconfigura
el día. Terminás
detenida en lo que no querés,
como si no hubiera remedio.Terminás
soportando a X
diciéndote que deberías anotar
las cosas que él dice
porque sinó corrés riesgo
de olvidar.Te das cuenta
en el acto
que no hay cosa que quieras más
que olvidar todo lo que te daña
y te daño.
A veces no lo conseguís y
te enmarañás en palabras
que son dagas.
Chupás un mate
porque notás ahora mismo
que algo se te atascó
en la garganta.
Escribís contra reloj.Quisieras
tener todo el tiempo
aunque si lo tuvieras tal vez entrarías
en una melancolía profunda o
te echarías a dormir.
Querés pensar que lo que parece
melancolía, quizás no lo sea.
Y sea tristeza u otro modo de estar
en el mundo.
O mejor: de irse.
A veces querés irte.
Irte para volver.Salir
a entrar. A mirar desde otro
lado. A poder decirte
a vos misma que
ninguna cosa es
demasiado importante .
Salís.
Te ves recostada hacia un lado
Te acariciás la cabeza, el pelo blanco.
Ya pasa, ya pasa.Te
susurrás.Entrás
La congoja se serena
lento. Tenés que
remontar el día.Es temprano

y ella
te dejó su amor escrito en las rodillas.