Rosita llegó de noche
con el corazón hecho
añicos.
Tanto había esperado
su cita con Pepino,
lo había pensado todo
se había vestido de tules
y zapatos rojos
un moño a lunares discreto
pero feliz,
era una noche rosada
y Pepino le habló
un montón de cosas
que ella a penas entendió
tan perdida estaba en su boca
-en la de él-
pero él no la besó.
Esa noche sin luna
Rosita lloró y lloró,
envolvió su ilusión
con mucho cuidado
y pena
en un pañuelito
fucsia
de puntilla
y lo tiró
al inodoro
porque Rosita
hoy
no tiene mar.
12 comentarios:
seguramente rosita lo trata a pepino como el buen amigo que es...digale que le convide un te de frutillas.o una imperial bien fria...
TIGRE
rosita lo tiró al inodoro, porque en su sabiduría que late sabe que las desilusiones, nunca deben ir al mar...
(y el mar, lo tiene en sus ojos)
besos
Lil.
Esta entrada es una preciosidad repleta de poesía.
Felicidades.
Un abrazo.
Las ilusiones no hay que tirarlas, hay que reconvertirlas y focalizarlas en una nueva aventura.
Esa que haga coincidir las bocas.
Pepino tiene el corazón de hielo.
Besos.
Muy emotivo... el pañuelo fucsia me trae muchos recuerdos.....
Rosita está hecha un lamento boliviano.
Lindísimo, tierno. Me gustó!
no se me ocurre como mirar esa boca
sin comersela de un sólo bocado.
la ilusión de sólo un beso más...
y el pañuelito al bolsillo.
no, no es así no?
enseñame loba!!!!
beso
Todos hemos sido Rosita alguna vez. Todos estamos muertos.
Bss.
Que triste final para un sentir tan grande ,la desilusion de rosita ahogada en su pañuelo.
Va una poesía: A falta de mares de ilusión, a veces basta con un botón. Josha...
Ay esta Rosita!!!
Hay que enseñarle que no tire su ilusión y sus lágrimas a la mierda. Ya tendrá un mar... precioso como ella.
Besos
Gb
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