Como si abriera mi
ventana de niña de ocho años y el agua de lluvia corriera por la
vereda arrastrando la vida de tantos. Con
la fuerza de lo que no puede detenerse, llevándose bebes de pecho perros paredes mujeres árboles
alondras. Y yo impávida, con las lágrimas dentro de los
ojos porque no cabe una gota más .Ni siquiera salada que todo lo cura. Será por
eso que estoy salvada, porque las heridas de adentro las sanan las lágrimas de
sal que mis ojos tragan. Las sillas pierden sus patas los hombres sus piernas
los perros los gatos sus orejas los hijos las tetas de sus madres . Cómo vive un perro o un gato sin orejas? Cómo un
pibe sin su pelota o su oso de peluche cómo una mujer que es madre sin su
hijo. La escena que miro por la ventana es la desolación. La de un hijo que
odia a su madre que le dice que no la quiere que no la besa. Y ella lo mira
tragando palabras ahogando el llanto. Ella lo abraza y él la escupe en la cara
le dice su espanto le muerde los ojos. Los
ojos de la madre sangran a borbotones .El agua se tiñe de rojo y son ríos
bermejos que bañan las costas de la ventana de la niña que fui. Que soy.
5 comentarios:
Tengo una esquirla en la garganta. Un abrazo.
Solo quiero beber tus lágrimas y fundirme contigo en un abrazo
A.
Te leo y me dejo llevar por una incierta emoción que a mi pesar me disuelve. Y, entonces, te leo de nuevo.
A orillar tus costas voy, amor
a tu ventana aniñada
va mi voz
aguada en llanto
a regar tus alelíes
Realmente esa escena, se llama desolación.
Besos
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