domingo, 21 de abril de 2013

un día querré ser cubierta por un manto de alelíes y no habrá más que tu voz que a mí me importe


Como si abriera  mi ventana de niña de ocho años y el agua de lluvia corriera por la vereda arrastrando la vida de tantos. Con  la fuerza de lo que no puede detenerse, llevándose bebes de pecho  perros paredes  mujeres árboles  alondras. Y yo impávida, con las lágrimas dentro de los ojos porque no cabe una gota más .Ni siquiera salada que todo lo cura. Será por eso que estoy salvada, porque las heridas de adentro las sanan las lágrimas de sal que mis ojos tragan. Las sillas pierden sus patas los hombres sus piernas los perros los gatos sus orejas los hijos las tetas de sus madres . Cómo vive un perro o un gato sin orejas? Cómo un pibe sin su pelota o su oso de peluche cómo una mujer que es madre sin su hijo. La escena que miro por la ventana es la desolación. La de un hijo que odia a su madre que le dice que no la quiere que no la besa. Y ella lo mira tragando palabras ahogando el llanto. Ella lo abraza y él la escupe en la cara le dice su espanto le muerde los ojos. Los ojos de la madre sangran a borbotones .El agua se tiñe de rojo y son ríos bermejos que bañan las costas de la ventana de la niña que fui. Que soy.

5 comentarios:

Darío dijo...

Tengo una esquirla en la garganta. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Solo quiero beber tus lágrimas y fundirme contigo en un abrazo
A.

Lucio Nasón dijo...

Te leo y me dejo llevar por una incierta emoción que a mi pesar me disuelve. Y, entonces, te leo de nuevo.

Anónimo dijo...



A orillar tus costas voy, amor
a tu ventana aniñada

va mi voz
aguada en llanto
a regar tus alelíes

Carmela dijo...

Realmente esa escena, se llama desolación.
Besos